Recesión de encías: qué es y cómo combatirla

Recesión de encías: qué es y cómo combatirla

Lavarse los dientes, cuidar de las encías y seguir una rutina diaria en nuestro cuidado bucodental es esencial para gozar de una buena salud y evitar dolencias relacionadas con esta zona y el sistema digestivo en general.

Es por ello que también debemos prestar atención a una parte de la boca que suele ser olvidada hasta que aparecen los primeros síntomas: las encías. Existen varias dolencias relacionadas con ellas, como la recesión gingival.

Se trata de una patología bastante común entre la población y que no tiene una causa concreta. Suele aparecer de forma progresiva, de ahí que muchas personas no se den cuenta de que la padecen hasta que aparecen las primeras señales.

¿Qué es la recesión de encías?

En líneas generales, la recesión de encías o recesión gingival se produce cuando las encías se retraen y dejan al descubierto la raíz y otras partes del diente que, en condiciones normales, deberían estar ocultos, tal y como detallan los expertos de Sanitas.

Padecer esta patología tiene varios inconvenientes, más allá de los puramente estéticos. En primer lugar, incrementa la sensibilidad dental, es decir, aquel dolor agudo en los dientes cuando ingerimos un líquido o un ingrediente muy frío o muy caliente. Para las personas con recesión de encías, tomar un helado o una sopa puede ser muy molesto.

Por otro lado, la recesión de encías puede aumentar el riesgo de caries, ya que el “cemento radicular” que se encuentra alrededor del diente es vulnerable a la caries y es difícil de reconstruir cuando se daña.

Además, cuando se produce la recesión, se forman una especie de bolsas entre los dientes o debajo de los mismos en los que se pueden acumular bacterias causantes de las enfermedades periodontales.

Saber detectar la recesión de encías para poder combatirla

Muchas personas no se dan cuenta de que padecen recesión gingival porque ocurre gradualmente. Una de las primeras señales de alarma es el aspecto de tus dientes. Si los ves más alargados de lo habitual, puede ser debido a que tus encías se hayan retirado o desgastado.

Otros síntomas compatibles con esta patología son el mal aliento, la inflamación, el abultamiento o, sobre todo, el sangrado de encías y el aumento de la sensibilidad al ingerir alimentos muy fríos o muy calientes. El dolor al masticar o la sensación de que los dientes están menos arraigados a la encía también pueden ponernos en estado de alerta.

Ante la presentación de alguno de estos síntomas, lo más recomendable es acudir al dentista para que te examine.

Para evitar que este problema vaya a más se recomienda realizar una limpieza bucal por parte de un profesional cualificado y lavarse los dientes con movimientos suaves y poco agresivos con un cepillo de baja dureza.

Los expertos también recomiendan usar seda dental, evitar el tabaco y priorizar en la dieta aquellos alimentos que pueden ser más adecuados para el cuidado de tus encías.

Si la dolencia empeora, existen varios tratamientos que el dentista escogerá en función de cada paciente y que cuyo objetivo principal será reconstruir el tejido perdido a lo largo de los meses.

Fuente: https://www.mundodeportivo.com/