Las coronas de circonio -o zirconio- son un método muy efectivo para recuperar la estética dental.
También aportan una mayor resistencia al diente en caso de que este haya perdido parte de su superficie, y puede sustituirlo si al paciente le falta una pieza dental.
Gracias a las fundas dentales, la persona recupera la funcionalidad de su mandíbula e impide los peligros de la falta de dientes, como por ejemplo, la pérdida de hueso.
Es importante que, en ambos casos (tanto si se ha producido la pérdida de una pieza dental como si el diente natural está dañado), se refuerce la zona para evitar mayores problemas.
Pero, ¿a qué nos referimos exactamente cuando decimos “corona dental”?
A continuación, explicaremos sus características y ventajas, centrándonos principalmente en las fundas de zirconio.
¿Qué es una corona dental?
Cuando hablamos de corona, nos referimos a una funda que se coloca sobre el diente.
Puede ir también sobre implantes en caso de que el paciente se haya sometido previamente a esta cirugía.
A efectos prácticos, la corona hace las veces del diente natural, tanto por su acabado estético como por su resistencia.
Habitualmente, el dentista recomienda el uso de fundas en tres supuestos:
- Pérdida de un diente: por motivos de salud, es aconsejable que la persona recupere la pieza dental y evitar tener problemas de maloclusión.
En este caso, el profesional coloca un implante que se cubrirá posteriormente mediante una corona. - Deterioro de la pieza dental: es un supuesto en el que el paciente conserva el diente natural, pero la superficie ha experimentado un gran desgaste dental.
La funda es una buena forma de reforzar el diente y evitar que continúe su deterioro. - Cuestiones estéticas: si la forma, color o posición de los dientes no es la que más le gusta al paciente, puede recurrir a una funda dental para renovar su sonrisa.
Tipos de fundas dentales según la necesidad del paciente
Las coronas pueden sustituir cualquier diente, pero está claro que no tiene la misma visibilidad una muela que un canino.
El odontólogo recomendará al paciente la colocación de uno u otro según sus exigencias estéticas.
Por ello, las fundas dentales se fabrican utilizando distintos materiales.
Metal-porcelana
Este tipo de fundas está formada por un capuchón de metal que cubre totalmente el implante o diente natural restante del paciente.
La parte metálica se ajusta perfectamente a la boca de la persona, y va cubierta por una corona de porcelana que logrará conseguir el aspecto de un diente real.
Las coronas de metal-porcelana están especialmente indicadas para sustituir a los molares debido a su gran resistencia.
No se recomienda su uso en los dientes frontales porque, al estar la funda formada por dos materiales, es posible que los pacientes con encías retraídas puedan ver empeorado su acabado estético y dejar a la vista parte del metal.
Si se da este caso, el procedimiento habitual que seguiría el periodoncista sería poner en marcha un tratamiento para mejorar el estado de las encías o utilizar otro tipo de fundas que imiten el aspecto del diente de la forma más exacta posible.
Porcelana
Existen coronas dentales hechas únicamente con porcelana.
Este material es capaz de adaptarse al tono exacto del resto de dientes, por lo que consigue crear la sensación de que no se trata de una prótesis.
Sin embargo, no está recomendada para reforzar muelas por ser un material menos fuerte y sólido.
Zirconio
El uso del zirconio en Odontología es relativamente reciente.
Este material de color blanco confiere un resultado muy natural y, al no tener una parte metálica, permite el paso de la luz.
Los expertos recomiendan las fundas dentales de zirconio para los dientes más visibles, ya que estas coronas, por su translucidez, no son tan voluminosas y gruesas como las anteriormente mencionadas.
Fuente: https://www.clinicaferrusbratos.com/